viernes, 28 de enero de 2011

Consecuencias de la Guerra de Independencia
Internas:
Se calcula que hubo aproximadamente medio millón de muertos, lo que supone una cifra considerable si tenemos en cuenta que el total de habitantes del país no sobrepasaba los 11 millones en 1807. A las bajas producidas en combate, hay que añadir las debidas a las epidemias de tifus, colera, disentería etc, así como al hambre que asoló extensas regiones a causa de la falta de cereales, como ocurrió con la hambruna de Madrid de 1812. Por último hay que contar los numerosos heridos de guerra.
Por que se refiere a las pérdidas materiales, el daño fue también considerable. Los asedios dejaron su huella en ciudades completamente arrasadas, como Zaragoza, Gerona o San Sebastián. En otras, como Salamanca, la ocupación ocasionó la destrucción de importantes edificios y monumentos artísticos a causa de los bombardeos o de las obras de fortificación. Los franceses también realizaron un importante expolio de obras de arte, sólo parcialmente devueltas.
Perjuicios económicos: Destaca el grave deterioro de la industria textil catalana, que perdió no sólo el ritmo de progresión de los años de preguerra, sino también numerosas fábricas y, lo que es más grave, el mercado colonial, cuyos beneficios cayeron en picado. Pero fueron los campesinos quienes soportaron el peso principal de la guerra: alistamientos masivos, requisas de grano, ruina de cosechas y abandono de zonas de cultivo dejaron un país agotado en su principal fuente de riqueza.
Ruina definitiva de la Hacienda española: Se impuso el doble coste de la financiación de la resistencia y de las exacciones del enemigo. Paralelamente al aumento de los gastos, los ingresos cayeron. El reinado de Fernando VII transcurrirá con el problema de la quiebra de Hacienda, que no pudo solucionarse hasta muy entrado el siglo XIX.

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